La terapia es demasiado valiosa para restringirla a enfermedades graves. Es una gran ayuda para:
Atravesar con más facilidad momentos de la vida especialmente difíciles: periodos de cambio, de toma de decisiones, pérdidas o duelo, sensación de malestar, bajo estado de ánimo, angustia, ansiedad, tristeza, depresión, etc.
Vivir plena y creativamente.
Si tienes inquietud, ir un poco más allá de lo que sabes y profundizar en el conocimiento de ti mismo/a.
Adquirir recursos que te permitan hacerte cargo de tu propia salud y bienestar, objetivo último de la terapia.