"Si sacrificamos nuestros derechos con frecuencia, estamos enseñando a los demás a aprovecharse de nosotros" P. Jakuwosky
Con frecuencia confundimos la autoestima con pensar que somos lo que no somos, que somos buenos en todo, y esto realmente es un engaño. Decirle a un niño o niña "eres la más... "lista, guapa, simpática, buena, ordenada..." no genera autoestima, todo lo contrario, generará frustración cuando se de cuenta de que no es "la más..." en nada, pero necesitará serlo para sentirse valorada, y se pasará la vida comparándose con los demás.
La autoestima la construimos en el seno de relaciones significativas. Desarrollamos una buena autoestima cuando crecemos en un entorno que nos reconoce y aprecia en nuestras diferencias. La forma en que tocamos a un/a niño/a, en que le miramos, en que le hablamos, el gesto, el tono de voz van a influir en el desarrollo de su autoestima, porque es el impacto que causamos en los demás lo que nos va dando forma.
La autoestima es el sentimiento de valía y de competencia personal, de que somos capaces de llevar a buen puerto lo que nos traemos entre manos y la satisfacción que sentimos al término de una experiencia nueva en la que nos hemos implicado. Está relacionada con el sentimiento de haber actuado de forma adecuada y coherente con nosotros mismos y con la situación, más que con el éxito o fracaso obtenido. Es confiar en nuestra capacidad y tomar nuestras propias decisiones sabiendo que podemos pedir ayuda u opinión. Es aceptarnos como somos, sentirnos personas significativas y capaces, a gusto en nuestra piel, aceptando nuestras habilidades y nuestros defectos.
Desde la posición de aceptar nuestras fortalezas y nuestras debilidades, podemos sentir un desequilibrio entre lo que somos y lo que nos gustaría ser. Y digo "lo que nos gustaría ser" no lo que "los demás querrían que fuéramos". Porque en esa distancia entre lo que somos y lo que nos gustaría ser es donde nace el deseo de mejorar´la decisión de cambiar y de intentarlo con ilusión. Desde la distancia entre lo que somos y lo que los demás quieren que seamos, lo que nace es exigencia y presión, que nos conducen a la frustración y el fracaso. Cuando alguna creencia se convierte en tan importante para nosotros que modificamos nuestro comportamiento para conseguir su cumplimiento, empiezan los problemas. Por ejemplo: si necesitamos sentirnos competentes en todo nos situamos en un perfeccionismo que hagamos lo que hagamos nunca estamos satisfechos, nos ponemos un listón tan alto que convivimos con el permanente miedo al fracaso y, ante cualquier error, nos sentimos culpables y frustrados; si lo que necesitamos es la valoración de los demás haremos siempre lo que los demás pidan de nosotros olvidando nuestras necesidades y deseos, y viviremos con la amenaza permanente del miedo al juicio ajeno o al abandono.
Una persona con buena autoestima siente que tiene derecho a:
- ser tratada con respeto y y dignidad. No hará cosas que le perjudiquen, le humillen, le hagan daño ni así mismo ni a los otros, ni permitirá que alguien se lo haga.
- expresar sus propios sentimientos y opiniones, teniendo en cuenta a los demás.
- tomar sus propias decisiones, teniendo en cuenta sus necesidades.
- pedir lo que necesita, sabiendo que lo demás tienen derecho a decir NO
- decir NO a las peticiones de los demás, sin sentir culpa.
- defender sus derechos, sin violar los de los demás.
- establecer los límites a sus espacios, tanto físicos (su cuarto, su bolsillo, su cajón, su móvil, etc) como no físicos (su ideología, su fe, su sexualidad, sus vivencias, si vida, etc). Es responsabilidad de cada uno hacer saber a los demás hasta donde y de que manera pueden acceder a esos espacios.
Cuando nos valoramos de forma positiva confiamos en nosotros mismos y en los demás y somos manos exigentes y más tolerantes. Podemos mantener relaciones al mismo nivel, admitiendo que algunas personas tienen mayor o menor habilidad en algunos aspectos pero no por eso nos sentimos ni superior ni inferior a ellos.
En definitiva, cuanto más nos conocemos en mejor disposición estamos de desarrollar un proyecto de vida personal y realista, de tener coherencia interna y de sentirnos a gusto con nosotros mismos, puntos esenciales para lograr una buena adaptación a nuestro entorno y desarrollar relaciones sólidas, creativas y satisfactorias.