"Si te lo tengo que pedir, ya no lo quiero" Lo pedirás... porque no puedo leer tu mente, y la comunicación es la única herramienta que me permite saber lo que quieres"
En esta entrada de blog voy a hablar de un error muy habitual en la comunicación que genera problemas en nuestras relaciones. Me refiero a una forma muy común de expresar nuestras necesidades y deseos.
Vivimos en una sociedad en la que la culpa ocupa un lugar demasiado importante. Nos sentimos culpables de nuestros errores, de que alguien se sienta mal, de no tomar las decisiones adecuadas, de no acertar, de no ser brillantes, de no cumplir con las expectativas de los demás... Para empezar, nacemos con "el pecado original", aún no hemos hecho nada de forma consciente pero ya somos culpables.
Además de nacer marcados, desde bien temprano nuestros padres, madres, maestras/os, familiares, nos enseñan a situar la culpa de lo que nos sucede en algo externo. Por ejemplo, cuando estamos aprendiendo a caminar, si nos caemos porque tropezamos con una silla, lo primero que nos dicen es "¡¡silla mala!!" dándole pequeños golpecitos a modo de castigo.
¿Qué implicación tiene esto? Aprendemos a pensar en términos de culpa y no de responsabilidad además de eximirnos de la responsabilidad que nos corresponda. La siguiente consecuencia es que si no tengo responsabilidad en las cosas que me suceden no hay nada que pueda hacer para cambiarlas, me convierto en alguien pasivo, que vive a expensas de lo que los demás "me hagan" o de los sucesos azarosos e inesperados.
Cuando establecemos relaciones con otras personas trasladamos esta forma de comportarnos y entonces, cuando no nos sentimos bien o nos disgusta o molesta algo de otra persona, le hacemos un reproche ("dejas todo tirado" "siempre llegas tarde" "solo piensas en ti, eres egoísta", etc.).
Cuando recibimos un reproche nos sentimos atacados y nos ponemos a la defensiva, primero porque nos cuesta escuchar críticas y segundo porque un reproche incluye la atribución de mala intención por parte de quien lo recibe. Si la crítica nos cuesta, que nos atribuyan mala intención no lo toleramos, así que buscamos excusas para justificarnos e incluso devolvemos el reproche entrando en un círculo de discusión interminable. Nos defendemos con otro ataque en una espiral sin fin.
detrás de un reproche siempre hay un deseo o necesidad que no expresamos y en esto consiste la técnica RED (REproche / Deseo): sustituir el reproche por el deseo que hay detrás de él.
¿Qué consecuencias tiene? En primer lugar hablamos de nosotros mismos, no del otro y así nos va a escuchar con intención de comprendernos, sin defensas (observa la diferencia que hay entre decir "siempre llegas tarde, parece que mi tiempo no te importa" a decir "me sentiría mejor si la próxima vez me avisas en cuanto sepas que te vas a retrasar")
En segundo lugar nos centramos en lo que SÍ queremos, no en lo que nos molesta y pretendemos evitar. No podemos pensar que los demás tienen que saber de antemano lo que necesitamos. Es distinto explicitar lo que quiero / me gusta / necesito que hagas, que expresar lo que NO me gusta que hagas. A los demás les queda más claro lo que queremos, podrán hacerlo o no, pero lo tienen claro.
RECUÉRDALO: SUSTITUYE LA EXPRESIÓN DE UN REPROCHE POR LA DE TU DESEO.
