La inteligencia emocional es un concepto que popularizó Daniel Goleman a finales del siglo pasado y que contribuyó a dar a las emociones la importancia que tienen en la salud emocional y en una vida plena. La inteligencia emocional tiene que ver con la capacidad potencial de aprender habilidades que nos permitan tener relaciones favorables con los demás, que nos hagan sentir bien y que contribuyan al desarrollo propio y de las personas con las que nos relacionamos. Sin ánimo de abarcar todos los aspectos que abarca la inteligencia emocional quiero enumerar algunos de ellos, relacionados con la autoestima, la empatía y la asertividad. Estos son:
- La capacidad de reconocer nuestras emociones, de comprender cómo estas afectan a nuestros pensamientos y a nuestros comportamientos y de ser éticos en nuestra toma de decisiones.
- El reconocimiento de nuestros puntos fuertes y débiles, la capacidad de utilizar los primeros para fortalecer los segundos, de reconocer nuestras limitaciones y de aprender de la experiencia. Esta aceptación de lo que somos y el deseo de mejorar potencian la motivación, el compromiso, el esfuerzo y la perseverancia, a pesar de los obstáculos, en el objetivo que nos hemos marcado.
- Confianza en uno mismo, a pesar de la incertidumbre que toda situación conlleva y de las presiones externas. Confianza en que podemos llevar a buen puerto aquello que tenemos entre manos. Nos sentimos a gusto en nuestra piel, con nuestras capacidades, limitaciones, valores y objetivos.
- La asertividad, o la capacidad de defender nuestro punto de vista, aun siendo impopular, respetando y teniendo en cuenta a los demás.
- La capacidad de controlar los impulsos o de posponer una gratificación presente por una mayor en el futuro. O lo que es lo mismo: hacer hoy un esfuerzo para obtener algo mañana.
Las habilidades interpersonales, que determinan el modo en que nos relacionamos con los demás, también tienen su lugar en la Inteligencia emocional:
- La empatía o la capacidad de darnos cuenta de los sentimientos de los demás, de cómo le afectan las cosas y de tenerlos en cuenta en nuestras decisiones, respetando y siendo sensibles con otras formas de vivir y de ver las cosas, evitando los prejuicios, siendo tolerantes y viendo la diversidad como oportunidad de desarrollo y crecimiento.
- La capacidad de movilizar a las personas, de favorecer la expresión de las diferencias, de promover debates sacando a la luz los desacuerdos a la vez que se rebaja la tensión y se fomentan los vínculos.
- Comportamiento ético y honesto en el trato con los demás; el respeto y el cuidado de aquellos con quien nos relacionamos; el compromiso con las decisiones que tomamos y la asunción de responsabilidad sobre nuestros actos.
