¿Puedes describir en rasgos generales cómo es padecer ansiedad?
Tendemos a pensar en la ansiedad como algo patológico y no es así. La ansiedad la percibimos mediante una seria de sensaciones corporales (dificultad para respirar, presión en el pecho, inquietud, etc.). Es un aviso de que estamos ante un peligro potencial, una situación de posible riesgo que puede tener relación con situaciones físicas, sociales, auto-imagen, autoestima, etc. en las que nos sentimos inseguros/as al no saber si podremos hacerle frente de forma satisfactoria.
Normalmente las situaciones nuevas nos hacen dudar de nuestras capacidades, nos hacen sentir con un pie en terreno conocido y otro en territorio nuevo. La ansiedad es el indicador de un desequilibrio percibido entre el reto que tenemos por delante y nuestros recursos y nos confronta con la posibilidad de que el nuevo ajuste fracase. Diferente es cuando vivimos en una situación de ansiedad crónica, anticipando peligros permanentemente, percibiendo situaciones como amenazantes cuando podrían no serlo, y reaccionando como si de verdad existieran, paralizándonos y bloqueándonos en determinadas situaciones.
Las sensaciones físicas que acompañan a la ansiedad no son diferentes de las que sentimos cuando estamos ilusionados, enamorados o deseamos que algo ocurra. Cuando a estas sensaciones le encontramos una razón que las justifique le solemos llamar ilusión, deseo, nervios, inquietud, etc. Pero cuando no encontramos la causa de las sensaciones las percibimos como desagradable y queremos deshacernos de ellas, olvidando la función que cumple.
¿Acuden a tu consulta muchos pacientes que sufren ansiedad? Entre ellos, ¿en que medida son adolescentes?
Es raro que venga un paciente a la consulta que no diga que sufre ansiedad. En general, no tenemos mucha educación emocional y nos cuesta diferenciar emociones y sentimientos. Normalmente cuando alguien siente algo molesto como inquietud, nerviosismo, impaciencia, lo identifica como ansiedad, pero no todo es ansiedad. Los adolescentes también.
¿Cree que existe una relación directa entre la ansiedad y las redes sociales?
No. La ansiedad tiene que ver con la forma en que nos relacionamos con el entorno, personas o circunstancias, tiene que ver con cómo abordamos la vida, los acontecimientos, las relaciones. Las redes sociales son un elemento más que está demasiado presente en nuestras vidas por eso es más llamativa. Pero una persona que vive con ansiedad la forma en que se relaciona son las redes sociales, la sufre también en su forma de abordar otros acontecimientos.
¿Cree que cada vez que los adolescentes sufren ansiedad a edades más tempranas? ¿por qué?
Creo que si, porque vivimos en una sociedad cada vez más competitiva que nos empuja a llegar más alto y más rápido y eso se lo trasladamos a los niños y niñas. Tenemos muchas expectativas sobre lo que esperamos de ellos/as y viven con la sensación de no llegar nunca al objetivo que les marcamos porque les pedimos más. Experimentan desde muy pequeños/as la amenaza de no conseguir un resultado, y no porque no sean buenos, sino porque tienen que ser mejores que otros. La comparación es una maldición, una losa. Tampoco les transmitimos una concepción positiva del error ni le enseñamos a manejarse con la frustración.
¿De qué forma la sociedad puede contribuir a visibilizar este trastorno?
Creo que esta hipersesibilizada pero banalizada, porque es tan común que no se le da la importancia que tiene. Lo que falta es la consciencia de cómo la forma de vida de la sociedad actual contribuye a que la suframos.
¿Qué más factores pueden conllevar a los adolescentes a padecer ansiedad?
La adolescencia es una etapa específica y muy importante del desarrollo. Es una etapa de grandes cambios (físicos, psicológicos, sociales, hormonales, etc.) y de energía desbordante. El/la adolescente necesita construir su identidad y evolucionar de la dependencia familiar hacia su autonomía. Para ello, tiene que vivir nuevas experiencias, poner a prueba sus habilidades y adquirir otras nuevas. El deseo de ser él mismo se entrecruza con el miedo a "no estar a la altura" de las exigencias familiares y sociales. Los amigos, las pandillas, cobran una importancia capital y necesitan sentirse aceptados, pertenecer a un grupo que les proporcione seguridad y favorezca su seguridad.
Todo esto hace que sea una etapa propensa a vivir con ansiedad muchas situaciones.
¿Cuál es el protocolo a seguir con personas que padecen ansiedad?
La ansiedad es energía que debería destinarse a la acción, pero está bloqueada porque no somos conscientes de lo que nos moviliza o, si somos conscientes, no sabemos cómo hacer. Mi forma de trabajar la ansiedad en terapia no tiene que ver con suprimirla, ni con estrategias para controlarla cuando la sentimos, sino con llevarla hacia delante, es decir, movilizarla para que la persona se haga consciente de lo que necesita y podamos buscar la salida. Si la ansiedad es energía bloqueada, en terapia intento desbloquearla y que la persona entienda el sentido que tiene en su situación actual. La decisión transforma la emoción en excitación y acción; la indecisión hace que la emoción se transforme en parálisis y ansiedad. El problema está en abandonar el presente (la acción) y ocuparse del futuro (la imaginación)
Por ejemplo, en ocasiones, cuando tenemos que hacer una tarea la posponemos porque anticipamos (imaginamos) todo tipo de catástrofes y esta preocupación interfiere con la acción, esto es, la realización de la tarea, hasta ocasionar el fracaso que tanto tememos.
Ante las expectativas catastróficas el cuerpo reacciona como si esa situación temida fuera realidad, impidiéndonos actuar, paralizándonos y viviéndolas con ansiedad.