Existe una fábula maravillosa que trata acerca de nuestras limitaciones percibidas, que en buena medida, son más imaginarias que reales.
EL ELEFANTE ENCADENADO
Trata de un niño, gran amante de los circos, que un buen día se quedó fascinado al contemplar a un elefante, con su fuerza, tamaño y peso descomunales, sujeto a una estaca de madera por una cadena atada a su pata. Un animal como éste!!, capaz de arrancar un árbol con su fuerza y sin gran esfuerzo ¿Cómo es que no se movía? ¿Por qué no huía? ¿qué le mantenía allí atado?.
Preguntó a los mayores en busca de una respuesta y lo primero que le dijeron es que no escapaba porque estaba amaestrado. No quedó convencido con la respuesta porque realmente se preguntaba "... y si está amaestrado ¿Para qué lo atan?" Esa respuesta no le valía. Siguió preguntando y preguntando hasta que alguien le contestó algo que le convenció. El elefante, desde muy pequeño, estuvo atado a esa estaca. En aquel momento intentó soltarse, tiró, empujó, pataleó, y aún con todo el esfuerzo no pudo soltarse.. Así día tras día, hasta que ACEPTÓ que NO PODÍA y se resigno.
Hoy, a pesar de su monumental fuerza, CREE QUE NO PUEDE, recuerda su impotencia y nunca más ha vuelto a poner a prueba su fuerza. No es consciente de su fuerza actual. No pudo y ahora piensa que No puede y No podrá.
¿Qué estacas te limitan?
¿Vives pensando que no puedes porque cuando eras niño o cuando todavía no tenías desarrollada una habilidad, probaste y no pudiste?
¿En qué momento te resignaste?
¿cómo te impides conseguir lo que realmente quieres?