Estamos viviendo una situación nueva para todos, que requiere cambios drásticos en nuestra vida. Si para todos, adultos, no es fácil, para los niños lo es mucho menos.
Aquí expongo algunas recomendaciones que me parecen importantes. Quizás las sepamos ya, o al menos las intuimos, pero me parece que puede ser bueno concretarlas.
Ante todo es muy importante darles información adecuada a la edad. Para eso es mejor preguntarles qué saben acerca de la situación y si hay algo que le preocupa. La información siempre tranquiliza porque deja menos espacio para fantasear y los niños son muy dados a hacerlo. También en bueno que sepan que hay un espacio dónde expresar lo que les pasa, que se les va a escuchar y a contestar sus preguntas.
Es una buena ocasión para que comprendan conceptos como la solidaridad, el cuidado de uno mismo y de los demás, la importancia de colaborar para un bien común. Seguro que se os ocurren formas creativas de hacerlo.
Los niños no siempre expresan su malestar de forma directa, a través de la palabra, en ocasiones lo hacen por medio de dolores físicos, de cabeza, de estómago, a veces generalizados que no saben concretar, dificultad para dormir. Nuestra reacción debe ser aceptar lo que les pasa, acompañar, normalizar y no dramatizar e intentar tranquilizar.
Procurar ser flexibles y comprensivos ante comportamientos que puedan parecernos desproporcionados porque es una forma de expresar la frustración, el cansancio, el aburrimiento, la falta de actividad. Es una ocasión propicia para enseñarles alternativas de comportamiento. Si además le decimos cómo nos sentimos nosotros, los adultos, es más sencillo para ellos entender y normalizar lo que les pasa.
Los niños aprenden de ti, de lo que te ven hacer, así que conviértete en un buen modelo de conducta de cómo manejar y afrontar situaciones nuevas y difíciles.
Cómo decía en un párrafo anterior, los niños no se expresan de forma directa. A través del teatro, dibujos, cuentos, juegos o cualquier otra forma de expresión, comunican cosas para las que no encuentran palabras. También es una forma de externalizar el problema, lo que les pasa, y eso les permite sentir que tienen capacidad para actuar sobre él. Compartir con ellos estas actividades es una muy buena idea.
Si antes no lo hacían, es momento de fomentar que colaboren en las tareas del hogar, de forma adecuada a su edad. Pueden recoger su cuarto, hacer la cama, ayudar en la elaboración de comidas, recoger la mesa después de comer, etc. Se sienten bien al saber que colaboran en el orden familiar y que su tarea es importante. Valorar siempre lo que hacen de forma positiva centrándonos en lo que hacen bien, para fomentar que lo repitan, y evitando comparaciones. Si les dejamos colaborar en el establecimiento de los límites y las normas, mucho mejor.
Mucho ánimo!!!