La adolescencia no es una etapa de transición, como algunas veces se piensa, sino que es una etapa específica y muy importante del desarrollo.
Es una etapa de grandes cambios (físicos, psicológicos, sociales, hormonales, etc.) y de energía desbordante que requiere formas de expresión sanas y seguras. El/la adolescente necesita construir su identidad y evolucionar de la dependencia familiar hacia su autonomía. Para ello, tiene que vivir nuevas experiencias, poner a prueba sus habilidades y adquirir otras nuevas. El deseo se entrecruza con el miedo: deseo de ser él mismo, miedo a “no estar a la altura” de las exigencias familiares y sociales.
Los amigos, las pandillas, cobran una importancia capital en esta etapa evolutiva, por la necesidad de pertenencia a un grupo que proporciona seguridad y favorece su autoafirmación
El/la adolescente no dispone de experiencia de haber resuelto dificultades en el pasado que le permitan tener confianza en poder hacerlo con éxito. Hasta ahora era el cometido de los padres y madres resolver sus problemas y cuidar las condiciones para asegurar su seguridad.
A este sentimiento de inseguridad y dudas que el/la joven, con frecuencia, expresa por medio de rebeldía y comportamiento conflictivo, se une el miedo y sufrimiento de los padres y madres al ver que “su hijo no es el mismo, se le escapa…” Ya no tienen el control que les da la tranquilidad de saber que todo está bien, que su hijo/a está protegido y a salvo
Es tarea de los adultos proporcionar las condiciones para que el/la joven desarrolle su personalidad de la mejor forma posible.
Las características propias de esta etapa de desarrollo pueden dar a lugar a desencuentros familiares. La comunicación entre ambas partes es muy importante y difícil.
- Los adultos deben estar dispuestos a:
o escuchar a los/as adolescentes, sin criticar juzgar o avergonzarlos a la vez que les hablan de sus miedos y preocupaciones
o mostrarse receptivos, para que sepan que tiene un entorno seguro donde hacer preguntas y hablar de sus problemas y dificultades
o compartir con ellos los problemas con los que ellos mismos se encontraron cuando eran adolescentes
o Ser honestos y coherentes , si quieren que los/as adolescentes lo sean con ellos
- Los/as adolescentes necesitan contar qué les pasa y que los tomen en serio. Es importante que tengan relaciones con adultos en los que puedan confiar (familiares, amigos próximos a la familia, psicólogos, profesores, etc). Los padres y madres deben fomentar estas relaciones.
Adquirir autonomía supone poner en cuestión los valores, pensamientos, opiniones, juicios o intereses que le han inculcado, para elegir sus modelos de identificación, puesto que está en período de transformación. El/la adolescente pierde el apoyo firme de los valores que le inculcaron precisamente en el momento que más los necesita para salir al mundo a vivir nuevas experiencias. Digamos que necesita “destruir” para “reconstruir”
La capacidad de tomar decisiones hay que ejercitarla, igual que los músculos. Un control excesivo impide primero tomar decisiones y más adelante dificulta la acción, la autonomía y la capacidad para gobernarse. Esto no está reñido con la aceptación de normas sociales que nos permiten vivir en comunidad, entendiendo que estas normas, limitan pero a la vez protegen, y señalan el marco en el que podemos movernos y desarrollar nuestra autonomía.
Resumiendo, el cambio en el/la adolescente, bien orientado y apoyado le conducirá a construir las bases de su maduración hasta alcanzar su personalidad adulta.
¡¡¡¡ AYUDEMOS A NUESTROS ADOLESCENTES EN ESTA ETAPA CRUCIAL Y FASCINANTE ¡!!